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Gise

jueves, 9 de julio de 2009

Andrea, Matias y Yo

Hola soy Pino, vivo en Buenos Aires y debo decirles que soy bisexual. Me gusta tanto metersela a una mujer como a un hombre o que un hombre me la meta. Me fascina masturbarme. Me gusta mirar a otros teniendo sexo. Lamento no tener vagina porque en ese caso también sería lesbiana. En fin creo que, orgullosamente, puedo llamarme un vicioso del sexo.

La historia que voy a contar es cierta y quienes me conocen podrán reconocerme cuando la lean.Son las 9 de la noche de un dia viernes de primavera con un clima más que agradable. Estoy solo sentado en las mesitas de la Plaza Dorrego en San Telmo. Mientras disfruto de una soberbia botella de Chardonay bien enfriada miro a la gente que está sentada en otras mesas, miro la gente pasar, en resumen sin nada mejor en que ocuparme miro todo lo que hay a mi alrededor. Cuando de repente descubro en una mesa no muy lejos de la mía a un muchacho joven, yo diría de unos 19 años, rubiecito, de estatura media, delgado y bien parecido. Lo que me llamó la atención en él fue la forma insistente en que me miraba siendo que él no estaba solo en esa mesa, sino que lo acompañaba una mujer muy bonita con una edad un tanto indefinida, esas edades en la mujer en que son como frutas maduras, perfectas, en el punto justo. Ella le hablaba y él me miraba. En un momento ella, giró la cabeza hacia donde estaba yo y tambien me miró con insistencia. Lejos de amedrentarme, sostuve las miradas de ambos y con una sonrisa levanté mi copa de vino blanco en un gesto de brindis e invitación. Ambos sonrieron y se miraron entre sí y volvieron a mirarme. El joven se acercó a mi mesa con una sonrisa y me dijo : - Hola, encantado, soy Matías. Mi madre y yo nos preguntamos si no le gustaría sentarse a la mesa con nosotros ?- Mucho gusto, Matías, soy Pino. Reconozco que es una interesante invitación pero me pregunto a qué se debe?- Mire Pino, si se acerca a nuestra mesa, mi mamá le explicará todo.- Bien, en un momento estoy ahí con ustedes- le dije.Llamé al mozo, le dije que me cambiaba de mesa que por favor trasladara mi balde de hielo con el vino. - Si señor, enseguida.Previo a levantarme, llené mi copa y la llevé en la mano hasta la mesa de ellos.Me acerqué y saludé a la mujer.- Buenas noches, soy Pino, muchas gracias por esta invitación.- Al contario Pino, gracias a vos. Soy Andrea, encantada.- El placer es mio Andrea. Me gustaría saber por que lo hicieron. Matías me dijo que vos me ibas explicar todo.- Así es- Bien, te escucho.- Mirá Pino, mi hijo y yo solemos salir a conocer gente. Y él tiene un ojo clínico para detectar a las personas que tengan una onda parecida a la nuestra. Y el hecho de que te hayas acercado a nuestra mesa sin saber de que se trata me demuestra que Matías no se equivocó con vos.- A que te referís con una onda parecida a la de ustedes?- Pino, no voy a andar con vueltas. A Matías le parece que a vos te gusta mucho el sexo. Se equivoca?- No, en realidad no. Me llama la atención que se me note tanto, pero es cierto. Me fascina el sexo en todas sus variantes. Esto quiere decir que a ustedes tambien les gusta el sexo sin limitaciones?- Efectivamente.- dijo Andrea- Y entonces?- pregunté yo.- Pino, te gustaría que tengamos sexo los tres juntos?Debo reconocer que la oferta me resultaba tentadora, madre e hijo juntos teniendo relaciones conmigo. Esa fantasía nunca se me había ocurrido, tener y compartir relaciones incestuosas...- Andrea, Matías, les aseguro que nunca tuve esta oportunidad y que me fascinaría que vayamos los tres a algún lugar para darle rienda suelta a nuestros deseos.- En ese caso, vayamos ya mismo. Tenés algún lugar para ir o querés venir a casa?- Vamos a tu casa.Y hacia ahí nos dirigimos

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