nuevas experiencias

Recuerdo la primera vez que Carlos me propuso realizar un intercambio de pareja, llevábamos saliendo más de dos años, y nuestra relación iba muy bien. Yo me lo tomaba a cachondeo, lo cierto es que como fantasía sexual estaba muy bien, y no lo montábamos genial pensando en aquello, lo que nunca podía imaginar, es que nuestras fantasías terminarían por hacerse realidad.Carlos al principio me lo presentaba como fantasía, cosa que yo aceptaba muy bien, ¿porque no fantasear sobre si follarme a este chico o al otro, mientras tu te lo montas con su novia?, como juego de cama era genial, pero la cosa cambió cuando Carlos comenzó a proponerlo en serio.

A ver, yo no es que fuera ninguna recatada, pero aquello me parecía muy fuerte, estábamos afianzando nuestra relación, y no quería libertad para follar con otros, estaba enamorada de Carlos y sólo quería follar con él. Yo me negaba rotundamente a aceptar aquello, yo tenía un concepto de libertad sexual que no encajaba con aquello, una cosa era hacer nudismo, follar en cualquier parte y otra muy distinta era follar con cualquiera. Pero Carlos de vez en cuando seguía insistiendo sobre el tema. Yo me negaba siquiera a discutirlo, incluso nuestra relación comenzaba a tambalearse a raíz de aquello. A menudo pensaba, con que clase de chico he ido a parar, será un obseso sexual, un pervertido… Pero un día me senté junto al ordenador, a terminar un trabajo de la universidad y Carlos tenía su Messenger abierto, y de pronto se abre una ventana con un mensaje de María. En la ventanita aparecía una foto de la tal María desnuda, lo primero que pensé es que Carlos me estaba siendo infiel, y comencé a hablar con ella. Resultó que la tal María era una chica liberal que junto con su chico, buscaban pareja para hacer intercambio, a través de una página habían dado con Carlos. Me pareció súper curioso porque podría conocer una visión femenina sobre el tema. Entonces aproveché para preguntar todas las dudas que tenía, y María me las iba resolviendo. Ella, al igual que yo, había sentido un rechazo hacia el tema cuando Edu, su chico se lo planteó, pero poco a poco fue iniciándose y ahora me decía que disfrutaba muchísimo del tema. María poco a poco me fue convenciendo de que en realidad no era nada malo, sólo sexo, únicamente sexo, podías seguir siendo emocionalmente fiel a tu pareja, aunque practicaras sexo con otro, sólo hacía falta desvestirse de todas esas ataduras morales y los tabúes sociales y disfrutar del sexo. La conexión entre María y yo fue tan buena y hubo tan buen entendimiento que propuse a Carlos quedar con ellos para conocerlos personalmente, ya que de momento no tenía intención de hacer nada. A la semana siguiente quedamos con ellos en un café del centro de la ciudad, nos presentamos, al principio con algo de vergüenza y después comenzamos a hablar sobre el tema. Lo que nos proponían María y Edu era un tipo de intercambio de parejas al que ellos llamaban light, es decir, sin practicar la penetración, sólo había penetración con tu propia pareja. Lo demás eran una especie de juegos eróticos, con caricias, besos, en fin de todo menos penetración. María y Edu nos cayeron tan bien, y su proposición nos pareció tan adecuada para iniciarnos que decidimos quedar con ellos para la siguiente semana. Y así fue, yo ya estaba ansiosa por probar aquello de lo que nos habían hablado la semana anterior. Recuerdo que quedamos en mi casa, para romper el hielo, ellos propusieron jugar al strip-poker, poco a poco fuimos quedando desnudos, después continuamos el juego, pero en vez de quitarnos la ropa proponíamos juegos, como besar al de la pareja opuesta y cosas así. Aquello me puso súper cachonda, tenía unas ganas de follar tremendas. Así que nos fuimos los cuatro a la cama y comenzamos a follar cada uno con su pareja, tal y como habíamos pactado, mientras follaba con Carlos, sentía como las manos de Edu me manoseaban entera, de pies a cabeza, seguía follando con Carlos y Edu me chupaba las tetas, me besaba, me ponía a 100, era increíble, después del calentón que nos habíamos dado jugando y ahora con aquello, me corrí en seguida. Al día siguiente estaba un poco rara, recordando a Carlos con María besándose y bueno haciendo lo mismo que yo había hecho con Edu, pero en seguida se me pasó, pensando en lo bien que lo había pasado, decidí entonces que había nacido para ser un chica liberal. Y no dejé de serlo desde aquel momento.